El descubrimiento de la "Gran Mari Moderna"

Hay personas que tienen ídolos de ficción, y dicen "yo quiero parecerme a la protagonista de Memorias de Africa (por Dios qué antigua), o "yo quiero parecerme a Gilda, para quitarme un guante y volver locos a los hombres", o cualquier cosa así. Hay también gente que le gustaría parecerse a algún personaje famoso "yo quiero ser la duquesa de Alba" o "si yo fuera Isabel Preysler...". Yo no. Yo nunca he tenido ese tipo de ídolos. Yo siempre he querido parecerme a gente más cercana, a mi abuela, a alguna artista de mi barrio, criaturas más mundanas.

Pero tampoco he tenido yo nunca a nadie como ejemplo claro, claro. Hasta ahora. Tengo más de uno, porque, por suerte, o por ...más suerte todavía, últimamente me rodeo de muchos soles sin galaxia. Pero el otro día descubrí a la verdadera "Gran Mari Moderna". La llamaremos "Señora L"

La señora L es una mari moderna de las buenas, de las de verdad. De mediana edad, que es esa edad donde ya tienes a tus hijos criados y has perdido la vergüenza para hacer lo que verdaderamente te venga en gana, y eres aun joven para vivir la vida plenamente. 

Con cuatro hijos como cuatro soles, a cual más apañado y más buena gente (que en eso ella habrá tenido algo que ver), que le habrá costado sacarlos adelante sudor y sangre, el que sólo ella sabe. Porque claro, decidió en su momento criarlos sola (con la incondicional ayuda de su familia), cuando aun era un poco raro eso de divorciarse. 

Los niños sacados adelante, con sus vidas ya encarriladas, ella sabe cómo seguir viviendo, dándole una patada en las narices al síndrome de nido vacio, y riéndose del mundo. Trinca a su hermana del brazo y no se pierde un evento, una exposición, una inauguración de arte, una escapada turística o cualquier sarao que se precie. Además, como dijo una persona el otro día, van y "están", sin querer llamar nunca la atención, ni ser el centro de nada, pero "están", viven el momento, disfrutan y se nota.



Además ella no es de las que está todo el día pendiente de sus hijos, ella es de las que llama al hijo mayor y le dice: "Niño, ¿qué has hecho hoy de comer?... guárdame un taper". Ahora, eso sí, ella no se salta ni un santo ni un cumpleaños, ni un día de la madre, del hijo, hasta el día del pollo al chimichurri. En esa familia se celebra todo, con un pedazo de comida, como debe de ser.


Además, no te vayas a pensar que no está al día de todo. Ella trincó al hijo un día y le dijo que le asesorara para comprarse un portatil. Y con tres o cuatro lecciones, ya está que se apunta a todos los grupos, redes sociales y lo mismo echa una charla, que visita un blog, que busca a sus amigas en el facebook. Al día de todo. Y todo "palante": su casa, su trabajo, sus salidas, su playita, ...todo. Y además, no te lo pierdas, que me he enterado yo, que para cuando no tiene planes, se ha montado en su patio su piscina "toy", con su cesped artificial y todo y se tumba allí con su hermana y su tintito de verano, que ni en las Bahamas se puede estar más agusto. 


Ahora que ya sabeis como se las gasta la señora L, decídme, ¿es para tenerla de ídola o no?

Si es que no es para menos. 

Y es que tenemos grandes ídolos a seguir a la vuelta de la esquina, y a veces no nos damos ni cuenta. Ejemplos claros de disfrutar y hacer disfrutar a los que te rodean. 

Desde mi humilde rincón del mundo, os invito a buscar este tipo de guias de vida, y os dejeis de ídolos de cartón piedra. Yo ya la tengo. Un besazo señora L.