lunes, 16 de julio de 2012

La persecución de un sueño

Anoche estuvimos en un concierto alucinante. Cuando la semana pasada buscamos algo por Internet, para escuchar qué es lo que hacían, y después de tener compradas las entradas, nos quedamos con la boca abierta. Era como pasar a otra dimensión, como si volvieras a los años 30 a escuchar jazz en las salas de fiesta con chicas que bailan con vestidos vaporosos y el pelo ondulado en la frente... ¡Qué divertido!

Al llegar al concierto, en el incomparable marco de los jardines de los Reales Alcázares, me fijé en el tipo de gente que había en el concierto. ¿A qué gente le suele gustar esta música, pensé? Pues a cualquiera. Allí había gente de todas las edades y de todas las tipologías: de las que van arregladas como el que va a la ópera, grupos de amigos treintañeros, matrimonios sesentones, de todo. Antes de empezar a tocar, decidimos que si nos gustaba, invitariamos a los otros cuñados al concierto.

Y empieza el concierto. Al principio fue un poco choque. En ese espacio tan andaluz, tan asociado a nuestra cultura, escuchas una música tan alejada de la música actual, e incluso de la música tradicional mediterranea, y te choca. Te choca, pero te das cuenta de que se te acaba de colar en la cara una sonrisa que te va durar todo el concierto. 

Conforme van sonando las canciones, te das cuenta de que parece que te has colado en un capítulo de dibujos animados de Betty Boop o en una película de Fred Astaire y Ginger Rogers. Divertidísimo. Empiezas a mover los hombros sin darte cuenta y a chasquear los dedos. A los 10 minutos te das cuenta que te lo estás pasando pipa. 


Pero ahí no queda todo. De repente, las chicas de voz prodigiosa y pelo ondulado y el chico del simpático sombrero y no peor voz, en mitad de la canción, se llevan las manos a la nariz y las ponen como si fueran a rezar, pero en vez de eso, empiezan a hacer la trompeta con la boca... Graciosísimo, a la vez de un espectacular ejercicio vocal. 


Menudas voces, menuda capacidad de modulación de la voz, qué instrumento más perfecto. 


No se ni cuanto duró. Nos lo pasamos genial. Nos hicieron levantarnos para bailar un baile simpatiquísimo, el "patio de butacas" se los iban a comer. Todos encantados, escuchando una música que posiblemente no hayan nunca visto en directo. Y al salir, todos con la sonrisa en la cara, la misma que se les había colado al principio de la primera canción. Fue genial.

Decidimos que ibamos a comprar los discos para ponerlos en el coche. Y todo el que se subiera al coche, escuchara y no les gustara, se bajaba del coche automáticamente y se iba andando. 


Pero lo mejor de todo, y a lo que yo dirigía mi narración, es que son sevillanos, son de aquí. Imaginate la cara que se le pondría a sus madres cuando les dijeron "Mamá, vamos a montar un grupo para tocar dixie y swing de los años treinta"....[Silencio]...Respuesta de la madre "¿Qué vais a qué?"


Pues ahí están vendiendo discos como churros al salir del concierto, y sobre todo, ganándose la ovación de un público a la par sorprendido y extasiado. 


Lo que os digo siempre. Si os gusta algo, hacédlo. No os quedéis con las ganas, ya sea porque se aleje un poco de lo habitual, o porque os suponga un poco de esfuerzo. La recompensa personal siempre es mucho mayor. Perseguid vuestros sueños y disfrutad en el camino. Yo así lo estoy viviendo con mis bolsos y mis cosas. Siempre requiere un esfuerzo. Siempre preferirías estar haciendo algo mucho más relajado y ocioso, sobre todo en estas fechas y con estas calores. Pero la satisfacción personal que supone que a la gente le guste tu trabajo, eso no está pagado con nada. 


Cuando haces algo en lo que crees y que te hace feliz, se nota. La ilusión y la pasión que le pones a las cosas que te gusta, se trasmite. 


Encuentra tu sueño y persíguelo. Si lo haces con pasión, lo conseguirás.



1 comentario:

  1. Por cierto, el grupo se llama O Sister! y podeis visitarlos en http://osister.es/

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