viernes, 21 de septiembre de 2012

Estudio pormenorizado de una feria

Buenas tardes a todos. En el día antes de la entrada oficial del otoño, me presento de nuevo ante vosotros como una humilde bloggera, con el compromiso de estar un poco más pendiente de éste, mi blog, en los tiempos venideros, y poneros al día de mis nuevas creaciones, eventos, pensamientos y taradas mentales, no sin antes pediros comprensión, por si este compromiso que me dispongo a acatar, no es cumplido tan a rajatabla como me gustaría. Dicho esto, procedo. 

La semana pasada fue la feria de Morón. Estamos a viernes, y yo estoy aun recuperándome. Me ha dejado tan lista de papeles y tan baja de defensas, que lo primero que hecho ha sido resfriarme. Con la calor que está haciendo y yo divagando entre sofocos y tiritonas. Para verme por un agujerito. 

Y es que la feria de un pueblo da para mucho. Sobre todo si se empieza un martes y se termina un domingo a las cinco de la mañana (y que conste que no fui la última, que hubo un grupito de jartibles que aun se quedaron). 

Y da para mucho no sólo desde el punto de vista festivo, que también, sino desde el punto de vista antropológico. No veas la cantidad de espécimenes que pueden catalogarse en un único día de feria. Sólo hace falta observar un poco. 

Para empezar catalogamos al espécimen fiestero, que lo mismo le da que sea feria, que sea Jueves Santo o que sea "La Tagarniná". Es el que no se pierde nada, se apunta a todo, y se cruza con los mismos de siempre, que son de su misma especie. Esta es la que más abunda en los entornos por los que yo suelo moverme, sintiéndome yo un poco catalogada dentro de este subgrupo. 

Un grupo que abunda sobre todo en feria, o es más bien en estas fechas cuando se deja ver, que es el espécimen de patilla y caracol. Suele moverse en casetas con cortinas de encaje, amenizadas por dos o tríos de "flamenquito" hasta altas horas de la madrugada. Se caracterizan a su vez, por ir ataviados por ropajes muy elegantes y poco cómodos para una fiesta. 

Otro espécimen que abunda en las ferias son los padres sin niños. A estas criaturas, dotadas temporalmente de una libertad que creían perdida, se las puede ver haciendo un intenso uso del carácter fiestero del evento, altas dosis de alcohol y ejecutando divertidos bailes, que amenizan el evento de manera singular. Imprescindibles.

Un espécimen de reciente descubrimiento, y que va haciendo aparición con gran fuerza en estos eventos, es la madre divorciada. La madre divorciada recupera la libertad perdida, y hace muestras de su inagotable energía, haciendo uso de estos eventos hasta altas horas de la madrugada, y cuantos más días mejor. Me encanta. No confundir con el padre divorciado, que este ya venia siendo visto con sus colegas solteros y divorciados en muchas anteriores entregas de feria. La gran incorporación es la de la madre divorciada. 

Requiere especial mención dentro de los espécimenes de feria, el típico idiota, "istierco", que no te habla en todo el año, que te ve por la calle y no te saluda, y si te puede pisar, te pisa, que de pronto, en feria, y con una no menospreciable dosis de alcohol en sangre, se convierte de pronto, en algo, que te suelta la brasa, te echa el aliento, te escupe al hablar y te rodea con su brazo, transformándose en el típico idiota, "istierco" borracho. Si antes ya te caía mal, ahora ni te cuento. 

Existen otros subgrupos que también merecerían mención, pero se haría ya demasiado pesado. Tales son: los niños mimados que lo piden todo, y se vuelven a casa con 2 globos, 1 pistola, un peluche, 7 vueltas en los cacharritos, un pokemon y la boca rosa del algodón de azúcar, también esta la pareja que acaba de ser padres y empujan un carro mientras miran con anhelo el interior de las casetas, la abuela que no sabe andar con tacones y se "arreguincha" del marido toda la noche, la pareja que baila pasodobles, la parejita joven con sombrerito, gafas con luces y el peluche más grande de toda la feria, la señora que mete en la tombola y se va con la tostadora de todos los años, el marido tranquilo que acompaña a la feria a su señora, sus tres chiquillas y sus 7 nietos, que no paran de chillar, los amigotes de 70 años que se encuentran por la feria y se dicen "¿qué haces niño?", los fiesteros, los que bailan siempre sevillanas, los rumanos que venden tabaco, la china que vende rosas, el de los caballitos poni, el de los patitos, el que vende una cosa que se tira para arriba, y vuela y hace luces y le cae luego a la gente encima, que se pone en la esquina de la calle Soria, en fin, un no parar.

Como veis, la feria da para mucho. Sinceramente, tendría que ser un tema obligatorio de "Conocimiento del medio". Sin duda, saber distinguir este tipo de criaturas, te hace saber actuar ante diferentes situaciones. ¡¿Qué mayor conocimiento del medio queremos que conocer la fauna que nos rodea!?

¡Vivan las fiestas de los pueblos, que tanta cultura nos ofrecen! Ya sólo nos queda esperar un año para poder vivirla de nuevo....o igual antes nos apuntamos a alguna otra fiesta.... que casi seguro tendremos ocasión. 

A vivir,  que son dos días. Besos a todos. 


PD: en la siguiente entrega, os presentaré una a una todas las telas que vienen para esta temporada. Seguro que hay alguna sorpresita...

 

2 comentarios:

  1. Es buenísimo, te felicito por tu facilidad para describir escribiendo.

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  2. tusein!!!! falta mi espécimen, el de los padres que van con su hija por primera vez vestida de flamenca a la feria y se lo pasa mejor en las casetas que sus propios padres jajajaja qué ferianta me ha salío la tía!!

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