Mi vida es una peli de Buñuel. Lo tengo clarísimo. Junto a Dali y a Buñuel, los siento en una silla y les cuento mi vida y se levantan y se van gritando "¡Venga ya!, ¡Eso no puede ser!".
Os cuento. Como sabéis, estoy preparando mi nueva colección de telas para los próximos meses. Pues me comenta mi amigo Agustín que en Casabermeja hay un sitio con unas telas espectaculares. Allá que vamos, ni cortos ni perezosos, en busca de las nuevas telas. Como de costumbre y designándome a este metabolismo que Dios me ha dado, me llevo todo el camino diciendo "Tengo hambre". La gente que me rodea, como ya está acostumbrada, no me hace ni caso. Pues bien, llegamos a Casabermeja a la una menos cuarto del mediodía, yo con el estómago en el espinazo y perdidos en un pueblo que no conocemos, llamamos al dueño de la tienda. Cuando encontramos el camino (no os lo vais a creer), de entre todas las cosas que nos podemos encontrar, nos encontramos con una fiesta (que raro). Pero claro (y ahí está el tema) no una fiesta cualquiera, no, la Fiesta de la Cabra Malagueña, con mercado y degustaciones de quesos. ¡¡¡Ahhhhhhhhhhhhh!!! ¡¡No podrá ser!!.
Llegamos antes que nada a la tienda de las telas, y como era de esperar, el dueño es un inglés con más kilómetros que el baúl de la Piqué y con un arte y una desvergüenza para morirse de la risa. Nos atendió maravillosamente. Nos llevamos media tienda, nos regaló la otra media y nos fuimos de allí con un buen rollo, que hacía prever como iba a ser el resto del día.
Llegamos al mercadillo de quesos y no había mesa que se nos resistiera. A la mitad del trayecto ya íbamos cargaditos de bolsas. Pero claro, como buena fiesta que se precie, además de incitar a la compra, también incluía ruta de la tapa con el producto típico de la zona, el chivo. Ruta de la tapa, que incluía regalo de camiseta de la Fiesta de la cabra malagueña, si conseguías sellar en seis de los establecimientos de la ruta. Y claro, nosotros no nos podíamos venir de allí sin la camiseta oficial de la Fiesta de la Cabra. Faltaría más.
Ea, pues nos pusimos manos a la obra, en este caso, manos a la cabra. Que arte de pueblo, que arte de fiesta y que arte de organización. Tenían microbuses que te llevaban a los bares más alejados del pueblo, para que no tuvieras que coger el coche estando de fiesta. Además, con unos conductores superamables, que te dejaban en el sitio y te preguntaban que cuando venían a por ti. Increíble. Lo nunca visto.
Además, otra cosa que tenemos que destacar, es la gran amabilidad de la gente. Eso sí que es promocionar un pueblo. Yo no he visto personas más serviciales y más amables en ningún sitio.
¡¡Qué bueno está el chivo!!¡¡Qué rico está el vino de la zona!! En fin, echando un mal rato como otro cualquiera.
Al final del recorrido, es decir, cuando ya no podíamos más, tocaba visita guiada al monumento más significativo del pueblo: el cementerio. Es alucinante. Todo el cementerio lleno de panteones pequeñitos con un frontal de tres cuerpos, coronado con una cruz. Cada panteón perteneciente a una familia del pueblo. ¡Qué cosa más curiosa y más bonita!. Puede parecer extraño e incluso tétrico, pero no exagero si os digo que merece la pena ir al pueblo, sólo por visitar el cementerio. Además, en las fechas venideras, en que se celebra la festividad de los difuntos, se realizan actividades como lecturas, acompañadas de música de cámara, dignas de presenciar.
Al final, nos entusiasmamos tanto con la visita al cementerio, que llegamos tarde para recoger nuestra camiseta oficial de la fiesta de la cabra. No hay problema. Como vamos a volver, nuestra amable amiga del bar "El tapeito", nos la va a guardar hasta que volvamos.
Resultado del día: Cinco paquetes de telas y papeles de pared, cuatro bolsas de quesos y embutidos variados, una visita al cementerio y un lote de chivo en el cuerpo, del que nos quedará un largo recuerdo (hemos comprobado que el chivo es bastante indigesto, por lo que recomendamos su consumo en pequeñas dosis). Ah, y una camiseta pendiente de recoger, que nos emplaza a una próxima visita.
Os voy a presentar las bellas telas que encontré y me quedan pendientes las que le tienen que llegar, que son aun más chulas si cabe. Estas son:
Tela "Ramos". Es un lino fino pero con cuerpo. Flores grandes de 20 cm aprox blancas y sepia sobre fondo morado.
Tela "Nobleza". Lino grueso con flores blancas y beige sobre fondo celeste grisáceo.
Tela "Aloe". Tela de lino con un tratamiento que parece como con una capa de silicona por encima. Precioso, con un tacto y un brillo imposible de reflejar con una foto.
Tela "Cardos". Lino grueso con fondo blanco roto y motivos celeste grisáceos.
Y por último dos telas hermanas a las que llamaré "Ramitas" en tonos celeste grisáceo y negro sobre fondo blanco roto. También son de lino grueso, muy adecuadas para los bolsos que yo confecciono.
Esto es una parte de la nueva colección de telas que os he preparado. Las tendréis todas colgadas en facebook, para que las veáis todas juntitas y podáis elegir una facilmente cuando queráis.
Esto es todo por hoy. Espero que os hayan gustado.
Hasta la próxima.
¡¡Besitos!!
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