lunes, 24 de septiembre de 2012

Mi vida es una peli de Buñuel

Mi vida es una peli de Buñuel. Lo tengo clarísimo. Junto a Dali y a Buñuel, los siento en una silla y les cuento mi vida y se levantan y se van gritando "¡Venga ya!, ¡Eso no puede ser!".

Os cuento. Como sabéis, estoy preparando mi nueva colección de telas para los próximos meses. Pues me comenta mi amigo Agustín que en Casabermeja hay un sitio con unas telas espectaculares. Allá que vamos, ni cortos ni perezosos, en busca de las nuevas telas. Como de costumbre y designándome a este metabolismo que Dios me ha dado, me llevo todo el camino diciendo "Tengo hambre". La gente que me rodea, como ya está acostumbrada, no me hace ni caso. Pues bien, llegamos a Casabermeja a la una menos cuarto del mediodía, yo con el estómago en el espinazo y perdidos en un pueblo que no conocemos, llamamos al dueño de la tienda. Cuando encontramos el camino (no os lo vais a creer), de entre todas las cosas que nos podemos encontrar, nos encontramos con una fiesta (que raro). Pero claro (y ahí está el tema) no una fiesta cualquiera, no, la Fiesta de la Cabra Malagueña, con mercado y degustaciones de quesos. ¡¡¡Ahhhhhhhhhhhhh!!! ¡¡No podrá ser!!. 

Llegamos antes que nada a la tienda de las telas, y como era de esperar, el dueño es un inglés con más kilómetros que el baúl de la Piqué y con un arte y una desvergüenza para morirse de la risa. Nos atendió maravillosamente. Nos llevamos media tienda, nos regaló la otra media y nos fuimos de allí con un buen rollo, que hacía prever como iba a ser el resto del día. 

Llegamos al mercadillo de quesos y no había mesa que se nos resistiera. A la mitad del trayecto ya íbamos cargaditos de bolsas. Pero claro, como buena fiesta que se precie, además de incitar a la compra, también incluía ruta de la tapa con el producto típico de la zona, el chivo. Ruta de la tapa, que incluía regalo de camiseta de la Fiesta de la cabra malagueña, si conseguías sellar en seis de los establecimientos de la ruta. Y claro, nosotros no nos podíamos venir de allí sin la camiseta oficial de la Fiesta de la Cabra. Faltaría más.

Ea, pues nos pusimos manos a la obra, en este caso, manos a la cabra. Que arte de pueblo, que arte de fiesta y que arte de organización. Tenían microbuses que te llevaban a los bares más alejados del pueblo, para que no tuvieras que coger el coche estando de fiesta. Además, con unos conductores superamables, que te dejaban en el sitio y te preguntaban que cuando venían a por ti. Increíble. Lo nunca visto.  

Además, otra cosa que tenemos que destacar, es la  gran amabilidad de la gente. Eso sí que es promocionar un pueblo. Yo no he visto personas más serviciales y más amables en ningún sitio. 

¡¡Qué bueno está el chivo!!¡¡Qué rico está el vino de la zona!! En fin, echando un mal rato como otro cualquiera.

Al final del recorrido, es decir, cuando ya no podíamos más, tocaba visita guiada al monumento más significativo del pueblo: el cementerio. Es alucinante. Todo el cementerio lleno de panteones pequeñitos con un frontal de tres cuerpos, coronado con una cruz. Cada panteón perteneciente a una familia del pueblo. ¡Qué cosa más curiosa y más bonita!. Puede parecer extraño e incluso tétrico, pero no exagero si os digo que merece la pena ir al pueblo, sólo por visitar el cementerio. Además, en las fechas venideras, en que se celebra la festividad de los difuntos, se realizan actividades como lecturas, acompañadas de música de cámara, dignas de presenciar. 

Al final, nos entusiasmamos tanto con la visita al cementerio, que llegamos tarde para recoger nuestra camiseta oficial de la fiesta de la cabra. No hay problema. Como vamos a volver, nuestra amable amiga del bar "El tapeito", nos la va a guardar hasta que volvamos.

Resultado del día: Cinco paquetes de telas y papeles de pared, cuatro bolsas de quesos y embutidos variados, una visita al cementerio y un lote de chivo en el cuerpo, del que nos quedará un largo recuerdo (hemos comprobado que el chivo es bastante indigesto, por lo que recomendamos su consumo en pequeñas dosis). Ah, y una camiseta pendiente de recoger, que nos emplaza a una próxima visita.

Os voy a presentar las bellas telas que encontré y me quedan pendientes las que le tienen que llegar, que son aun más chulas si cabe. Estas son:

 Tela "Ramos".  Es un lino fino pero con cuerpo. Flores grandes de 20 cm aprox blancas y sepia sobre fondo morado.

Tela "Nobleza". Lino grueso con flores blancas y beige sobre fondo celeste grisáceo. 

Tela "Aloe". Tela de lino con un tratamiento que parece como con una capa de silicona por encima. Precioso, con un tacto y un brillo imposible de reflejar con una foto. 

Tela "Cardos". Lino grueso con fondo blanco roto y motivos celeste grisáceos. 


Y por último dos telas hermanas a las que llamaré "Ramitas" en tonos celeste grisáceo y negro sobre fondo blanco roto. También son de lino grueso, muy adecuadas para los bolsos que yo confecciono. 
 













Esto es una parte de la nueva colección de telas que os he preparado. Las tendréis todas colgadas en facebook, para que las veáis todas juntitas y podáis elegir una facilmente cuando queráis. 

Esto es todo por hoy. Espero que os hayan gustado.

Hasta la próxima.

¡¡Besitos!!

viernes, 21 de septiembre de 2012

Estudio pormenorizado de una feria

Buenas tardes a todos. En el día antes de la entrada oficial del otoño, me presento de nuevo ante vosotros como una humilde bloggera, con el compromiso de estar un poco más pendiente de éste, mi blog, en los tiempos venideros, y poneros al día de mis nuevas creaciones, eventos, pensamientos y taradas mentales, no sin antes pediros comprensión, por si este compromiso que me dispongo a acatar, no es cumplido tan a rajatabla como me gustaría. Dicho esto, procedo. 

La semana pasada fue la feria de Morón. Estamos a viernes, y yo estoy aun recuperándome. Me ha dejado tan lista de papeles y tan baja de defensas, que lo primero que hecho ha sido resfriarme. Con la calor que está haciendo y yo divagando entre sofocos y tiritonas. Para verme por un agujerito. 

Y es que la feria de un pueblo da para mucho. Sobre todo si se empieza un martes y se termina un domingo a las cinco de la mañana (y que conste que no fui la última, que hubo un grupito de jartibles que aun se quedaron). 

Y da para mucho no sólo desde el punto de vista festivo, que también, sino desde el punto de vista antropológico. No veas la cantidad de espécimenes que pueden catalogarse en un único día de feria. Sólo hace falta observar un poco. 

Para empezar catalogamos al espécimen fiestero, que lo mismo le da que sea feria, que sea Jueves Santo o que sea "La Tagarniná". Es el que no se pierde nada, se apunta a todo, y se cruza con los mismos de siempre, que son de su misma especie. Esta es la que más abunda en los entornos por los que yo suelo moverme, sintiéndome yo un poco catalogada dentro de este subgrupo. 

Un grupo que abunda sobre todo en feria, o es más bien en estas fechas cuando se deja ver, que es el espécimen de patilla y caracol. Suele moverse en casetas con cortinas de encaje, amenizadas por dos o tríos de "flamenquito" hasta altas horas de la madrugada. Se caracterizan a su vez, por ir ataviados por ropajes muy elegantes y poco cómodos para una fiesta. 

Otro espécimen que abunda en las ferias son los padres sin niños. A estas criaturas, dotadas temporalmente de una libertad que creían perdida, se las puede ver haciendo un intenso uso del carácter fiestero del evento, altas dosis de alcohol y ejecutando divertidos bailes, que amenizan el evento de manera singular. Imprescindibles.

Un espécimen de reciente descubrimiento, y que va haciendo aparición con gran fuerza en estos eventos, es la madre divorciada. La madre divorciada recupera la libertad perdida, y hace muestras de su inagotable energía, haciendo uso de estos eventos hasta altas horas de la madrugada, y cuantos más días mejor. Me encanta. No confundir con el padre divorciado, que este ya venia siendo visto con sus colegas solteros y divorciados en muchas anteriores entregas de feria. La gran incorporación es la de la madre divorciada. 

Requiere especial mención dentro de los espécimenes de feria, el típico idiota, "istierco", que no te habla en todo el año, que te ve por la calle y no te saluda, y si te puede pisar, te pisa, que de pronto, en feria, y con una no menospreciable dosis de alcohol en sangre, se convierte de pronto, en algo, que te suelta la brasa, te echa el aliento, te escupe al hablar y te rodea con su brazo, transformándose en el típico idiota, "istierco" borracho. Si antes ya te caía mal, ahora ni te cuento. 

Existen otros subgrupos que también merecerían mención, pero se haría ya demasiado pesado. Tales son: los niños mimados que lo piden todo, y se vuelven a casa con 2 globos, 1 pistola, un peluche, 7 vueltas en los cacharritos, un pokemon y la boca rosa del algodón de azúcar, también esta la pareja que acaba de ser padres y empujan un carro mientras miran con anhelo el interior de las casetas, la abuela que no sabe andar con tacones y se "arreguincha" del marido toda la noche, la pareja que baila pasodobles, la parejita joven con sombrerito, gafas con luces y el peluche más grande de toda la feria, la señora que mete en la tombola y se va con la tostadora de todos los años, el marido tranquilo que acompaña a la feria a su señora, sus tres chiquillas y sus 7 nietos, que no paran de chillar, los amigotes de 70 años que se encuentran por la feria y se dicen "¿qué haces niño?", los fiesteros, los que bailan siempre sevillanas, los rumanos que venden tabaco, la china que vende rosas, el de los caballitos poni, el de los patitos, el que vende una cosa que se tira para arriba, y vuela y hace luces y le cae luego a la gente encima, que se pone en la esquina de la calle Soria, en fin, un no parar.

Como veis, la feria da para mucho. Sinceramente, tendría que ser un tema obligatorio de "Conocimiento del medio". Sin duda, saber distinguir este tipo de criaturas, te hace saber actuar ante diferentes situaciones. ¡¿Qué mayor conocimiento del medio queremos que conocer la fauna que nos rodea!?

¡Vivan las fiestas de los pueblos, que tanta cultura nos ofrecen! Ya sólo nos queda esperar un año para poder vivirla de nuevo....o igual antes nos apuntamos a alguna otra fiesta.... que casi seguro tendremos ocasión. 

A vivir,  que son dos días. Besos a todos. 


PD: en la siguiente entrega, os presentaré una a una todas las telas que vienen para esta temporada. Seguro que hay alguna sorpresita...

 

lunes, 3 de septiembre de 2012

Lo importante está en la esencia

Hace 13 días que no escribo en el blog y me parece una eternidad. Y es que el mes de agosto ha dado para mucho. Tanto nos ha cundido y tengo tantas cosas que contar, que no se por donde empezar.  

Empezaré por este fin de semana. Este fin de semana hemos estado en Marbella, en el cumpleaños de mi sobrino mayor. Al contrario que en otras ocasiones, que nos hemos quedado en hoteles mas alejados, este año nos hemos alojado en un hotel en el casco antiguo de la ciudad. Alucinante. Es como si una gran ciudad de hormigón y carteles publicitarios se hubiera comido a un pueblito blanco, tranquilo, de paredes encaladas y sombras de buganvillas. 

Nunca había estado en el centro de Marbella y me ha dejado totalmente alucinada. Aunque alterado y maquillado por el turismo, sigue manteniendo la esencia de lo que un día fue. Lejos de parecer un pueblo de pescadores (a la parte de los pescadores supongo que se la habrá engullido el gigante gris), tiene unas enormes casas señoriales que nada tienen que envidiar a las de las grandes urbes de la época, como Cádiz, Córdoba o Sevilla. 

Pero lo más importante es que mantiene la esencia. La esencia de pueblo y calle estrecha, con macetas en la puerta y gatos en las ventanas. Y lo que más me ha gustado es que tienen a la buganvilla como planta oficial. En cada casa una, en cada esquina una, adornando y salpicando de color las fachadas relucientes, y dando frescor con su sombra. Cubriendo azoteas y patios, y creando espacios mágicos. 

Sin duda, todo un descubrimiento. Me alegro de que, pese a que el ladrillo haya acabado con el entorno, la maravilla natural en la que se enclava esta zona del mundo, no haya podido acabar con la esencia de un pueblo que se resiste a perderla. 

Y es esa esencia lo que te hace conocer al pueblo de verdad. Saber de donde viene, cómo eran, cómo construian sus casas, como se relacionaban y como se organizaban las calles...El origen de los pueblos, te hace comprender su comportamiento, su forma de vivir el día a día. 
 
Lo mismo pasa con las personas. Cuando te paras a escuchar y te olvidas de la fachada, de la cáscara, de los maquillajes y ropas, cuando llegas a la esencia de la persona, es cuando la descubres de verdad, y puedes entender su comportamiento, su pulso diario, su forma de actuar en el mundo. Conoces la esencia de la persona.

Luchemos pues, en la medida en que cada uno individualmente pueda, por mantener la esencia de las cosas. La vida cambia, el mundo evoluciona, pero la esencia nunca debe olvidarse, nunca debe perderse. Luchemos por mantener las tradiciones. Aprendamos a aliñar las aceitunas como se hacen en casa, a hacer jabón con los aceites reciclados, a mantener, en definitiva la cultura tradicional. Aquel que sabe de donde viene, sabrá adaptarse a los cambios y evolucionará con el tiempo, pero nunca olvidará la cultura que le precede, y eso, sin duda, lo hará más rico de espiritu y más sabio. 

¿Te apuntas? yo ya me he subido al carro...