Como ya sabréis, este fin de semana se ha celerado Artemercado en la plaza de abastos de Morón de la Frontera. Han sido 30 artesanos y artista los que han mostrado sus trabajos, unidos a 7 empresarios que han ofrecido sus productos en una feria del stock paralela y en el mismo entorno.
No se cual ha sido la razón, pero entre el buen tiempo, que ha hecho que la gente tuviera ganas de salir a la calle y darse un paseito por la plaza y que la actitud de todos los expositores ha sido muy positiva, el ambiente en la plaza estos días ha sido espectacular. Daba gusto estar allí. La gente paseando, preguntando por los productos, algunos artesanos trabajando, los niños correteando sin miedo a la los peligros de la calle, el churrero haciendo churros por cuenta, el chico del bar poniendo botellines fresquitos, degustaciones de chacina, los productos ecológicos... ¡¡Que alegría!! y que pena que no sea así todo el tiempo.
Es la frase que más se ha escuchado en todo el fin de semana ¡Qué pena que no sea así todo el año! y viniendo de todas las partes: vendedores, clientes, políticos. Es un sentir general, la pena que da que no tenga más vida este sitio tan emblemático de Morón. Desde la parte que me toca, yo voy a poner mi granito de arena para que esta plaza tenga un poquito más de vida y, quién sabe si dentro de un tiempo podemos ver la plaza como las de otras ciudades, llenas de puestos y con miles de visitas diarias.
En definitiva, todos los participantes de este Artemercado nos hemos ido con una buena sensación y con muchas ganas de repetir. Buen ambiente y buena convivencia entre todos.
Y como lo prometido es deuda, os iba a mostrar mis últimas creaciones para la ocasión, para los que no las visteis en directo, pero mis habilidades con la tecnología no han hecho posible que sea ahora mismo. Esta tarde lo intentaré de nuevo a ver si esta vez gano yo.
Hasta entonces, besos y abrazos a tod@s.
martes, 16 de abril de 2013
lunes, 8 de abril de 2013
Lo mio es un problema de organización
Lo mio es un problema de organización. Lo tengo clarísimo. Porque siempre salto con que a mi me faltan horas en el día, y no es cierto. Las horas son las que son, y la gente normal las distribuye de una forma coherente, pero yo pienso que puedo encajar en esas 24 horas 7 millones de actividades y eso no es verdad. No se puede. Ni con calzador. Ni por más que aprietes los minutos, van a caber más de 60 en una hora. Esta es la conclusión, y ahora os cuento mis últimos meses.
Volví de Barcelona a finales de enero, cargadita de telas y de ilusión, con nuevas ideas y nuevos patrones, para hacer muchos bolsos, y deseando empezar. Volví a la cruda realidad y volví a mi trabajo que cansa física y psicológicamente. Volví con la idea de empezar los nuevos proyectos cuanto antes, pero al mismo tiempo, llegaron un alubión de encargos de mis bolsos tradicionales. Así he ido peleándome con el reloj entre días de descanso y horas libres, para cumplir con mis clientas y con mis obligaciones laborales.
Y llegó Semana Santa, y llegaron los encargos de primavera, y llegaron las fiestas de guardar y no guardar, la Fiesta del Ateo (que tradicionalmente celebramos en la terraza el Domingo de Ramos) y demás obligaciones. Todo embutidito y apretadito en las mismas 24 horas del día de las que hablabamos antes. Ni un minuto que perder para trabajar, coser, disfrutar y compartir con los amigos. Ni un minuto de respiro.
No pudo acabar de otra forma, a la semana siguiente, caí mala en la cama con una bronquitis de ni te menees. Si es que era de esperar. Si es que el cuerpo tiene un límite, si lo sabemos de sobra. Y el cuerpo, como es inteligente, hace que, si tú no tienes luces para frenar, parar y descansar, él mismo te frena y tira a la cama, a ver si aprendes para la próxima.
¿Y tú crees que aprendes? y eso que dicen que el ser humano es un ser racional, que aprende de los errores. Pues será otro el que aprenda, porque yo ni por que me tire a la cama una semana, aprendo para la próxima. De hecho, ya tengo de nuevo la agenda apretada, preparando el próximo evento: Artemercado.
Pensaba poner las fotos de mis últimas creaciones especiales para el evento, pero no las voy a poner. Os voy a dejar con la duda y os voy a invitar a que vengáis a verlos allí. Sólo os diré que no tienen nada que ver con lo anteriormente conocido. Siempre llevan mi toque diferente, eso si, pero son completamente nuevos.
Así termino, invitándoos a que paséis por la Plaza de Abastos del 12 al 14 de abril para visitar Artemercado y deseando de corazón que no os pase como a mi, y seáis capaces de vivir la vida sin pensar en multiplicar las horas del día, sino sabiendo organizaros de forma coherente. Respirando y siendo felices.
Un beso a tod@s. Nos vemos en Artemercado.
Volví de Barcelona a finales de enero, cargadita de telas y de ilusión, con nuevas ideas y nuevos patrones, para hacer muchos bolsos, y deseando empezar. Volví a la cruda realidad y volví a mi trabajo que cansa física y psicológicamente. Volví con la idea de empezar los nuevos proyectos cuanto antes, pero al mismo tiempo, llegaron un alubión de encargos de mis bolsos tradicionales. Así he ido peleándome con el reloj entre días de descanso y horas libres, para cumplir con mis clientas y con mis obligaciones laborales.
Y llegó Semana Santa, y llegaron los encargos de primavera, y llegaron las fiestas de guardar y no guardar, la Fiesta del Ateo (que tradicionalmente celebramos en la terraza el Domingo de Ramos) y demás obligaciones. Todo embutidito y apretadito en las mismas 24 horas del día de las que hablabamos antes. Ni un minuto que perder para trabajar, coser, disfrutar y compartir con los amigos. Ni un minuto de respiro.
No pudo acabar de otra forma, a la semana siguiente, caí mala en la cama con una bronquitis de ni te menees. Si es que era de esperar. Si es que el cuerpo tiene un límite, si lo sabemos de sobra. Y el cuerpo, como es inteligente, hace que, si tú no tienes luces para frenar, parar y descansar, él mismo te frena y tira a la cama, a ver si aprendes para la próxima.
¿Y tú crees que aprendes? y eso que dicen que el ser humano es un ser racional, que aprende de los errores. Pues será otro el que aprenda, porque yo ni por que me tire a la cama una semana, aprendo para la próxima. De hecho, ya tengo de nuevo la agenda apretada, preparando el próximo evento: Artemercado.
Pensaba poner las fotos de mis últimas creaciones especiales para el evento, pero no las voy a poner. Os voy a dejar con la duda y os voy a invitar a que vengáis a verlos allí. Sólo os diré que no tienen nada que ver con lo anteriormente conocido. Siempre llevan mi toque diferente, eso si, pero son completamente nuevos.
Así termino, invitándoos a que paséis por la Plaza de Abastos del 12 al 14 de abril para visitar Artemercado y deseando de corazón que no os pase como a mi, y seáis capaces de vivir la vida sin pensar en multiplicar las horas del día, sino sabiendo organizaros de forma coherente. Respirando y siendo felices.
Un beso a tod@s. Nos vemos en Artemercado.
viernes, 25 de enero de 2013
Esto es más grande que Barcelona
Buenos días a todos. Como ya sabreis algunos, Pedro y yo, hemos estado cinco días en Barcelona, y como era de esperar, traigo millones de cosas que contaros.
Para empezar, nada más llegar a Barcelona, soltamos los tiestos en la pensión y nos tiramos a la calle, como era de esperar. Todo un acierto lo de la pensión, por cierto: habitación y baño decentes, modernos y limpios, tranquila, y con unos recepcionistas "apañaísimos". A dos paradas de metro de cualquier sitio al que vayas y un precio de risa. Pensión Ninot. Sin duda, repetiría.
Para empezar, nada más llegar a Barcelona, soltamos los tiestos en la pensión y nos tiramos a la calle, como era de esperar. Todo un acierto lo de la pensión, por cierto: habitación y baño decentes, modernos y limpios, tranquila, y con unos recepcionistas "apañaísimos". A dos paradas de metro de cualquier sitio al que vayas y un precio de risa. Pensión Ninot. Sin duda, repetiría.
Como os decía. Nos tiramos a la calle y pensamos: sábado al mediodía, paseito por la Rambla hacia el Mercado de la Boquería y cervecita, es lo que procede. Efectivamente. Nos encajamos en el sitio, y al llegar al mercado... ¡¡no me lo puedo creer!! una chica de Fuentes. ¿Y dicen que Barcelona es grande? pues será para otros, porque los de Fuentes nos encontramos rápido, jajaja, Estas cosas nada más me pasan a mí.
Impresionante el mercado de la Boqueria, como impresionantes el resto de mercados que nos fuimos encontrando por el camino. Es el paraiso para cualquier "mari" como yo. Calles y calles repletas de puestos, perfectamente colocados, llenos hasta los topes de apetitosas viandas. Casi me da un infarto al disfrutar de aquella estampa.
Al salir del mercado, nos fuimos para el Barrio Gótico, y ahí cambió por completo el viaje. Este barrio, además de ser un espectáculo visual, acoge en sus calles millones de microtiendas chulísimas, originales, diferentes, modernas, cuquis, ñoñas, minimalistas, recargadas, heavies, hippies, artesanales, de importación, sencillas, enormes...Hay de todo y en todas quieres, NO, necesitas entrar. Tardamos 2 tiendas en decidir que ibamos a mandar un paquete para atrás, ya que nuestros amigos los rayaneres no colaboran mucho en aquello del traslado de equipajes y del sobrepeso y la facturación.
Casi me vuelvo loca por esas calles, comprando ropa, lámparas, y anotando referencias de tiendas de tela. Porque esa es otra, pronto descubrí que Barcelona es el paraiso de las compradoras compulsivas de telas. ¡Vaya variedad, y vaya precios! Tiendas del tamaño de un campo de fútbol llenas de mesas y estanterias como rollos y rollos de telas a cual más chula.
Como os podreis imaginar, el resto del viaje, se desarrolló combinando visitas de guiri total, con visitas a tiendas de telas, patchwork, manualidades y demases. Y ese santo varón que tengo por novio, aguantando estoicamente elecciones interminables, caminatas, traslados en metro, además de cargar con gran parte de la compra. Si es que no me lo merezco.
Eso sí, no espereis encontrar millones de sitios donde ir a terminar el día de compras con una cerveza en la mano y una copita después, no. Barcelona "echa el candao" cuando cierran las tiendas y a las 10 de la noche esta todo como en Sevilla a las 2 de la mañana. Sólo si buscas un poco te encuentras una tasca de tiraos como nosotros o de estudiantes, en los que te puedes tomar la última. ¡¡Ah!! lo mejor de todo es que en esos bares, ademas de tomarte una cerveza o una copa, siempre tienen algo tipo bocata para picar. Está genial.
Y llegó el último día. Y sobre la estantería de la habitación ya no cabía una bolsa más. Se acumulaban por los suelos. Pedimos una caja en el super de abajo y al quitar las bolsas y ver todas las chulerias que había comprado y ponerlas todas una encima de otra dentro de la caja, parecía un niño el día de reyes, cuando junta todos sus juguetes y los mira con sus pequeños ojitos. Nos fuimos caja al hombro para Correos (no veas lo que te clavan los de mensajería por una caja de 12 kg) y cuando ya lo teníamos todo preparado y pagado, le pregunto a la chica cuanto tiempo tadaría...¡¡¡NO PODRÁ SER!!! No me llega la caja hasta el miércoles que viene...
No puedo vivir sin mis telas preciosas hasta el miércoles. Desolada me hayo. Triste y ojerosa.
No veas cuando lleguen, la que voy a liar. Ya os las enseñaré detalladamente, para que os enamoreis igual que me enamoré yo.
Hasta entonces.
Y llegó el último día. Y sobre la estantería de la habitación ya no cabía una bolsa más. Se acumulaban por los suelos. Pedimos una caja en el super de abajo y al quitar las bolsas y ver todas las chulerias que había comprado y ponerlas todas una encima de otra dentro de la caja, parecía un niño el día de reyes, cuando junta todos sus juguetes y los mira con sus pequeños ojitos. Nos fuimos caja al hombro para Correos (no veas lo que te clavan los de mensajería por una caja de 12 kg) y cuando ya lo teníamos todo preparado y pagado, le pregunto a la chica cuanto tiempo tadaría...¡¡¡NO PODRÁ SER!!! No me llega la caja hasta el miércoles que viene...
No puedo vivir sin mis telas preciosas hasta el miércoles. Desolada me hayo. Triste y ojerosa.
No veas cuando lleguen, la que voy a liar. Ya os las enseñaré detalladamente, para que os enamoreis igual que me enamoré yo.
Hasta entonces.
viernes, 11 de enero de 2013
A mí me dan miedo los niños, ¿a ti no?
Hola a todos de nuevo. Sé que me hago de rogar, pero he tenido una temporada de adaptación a mi nuevo estado laboral y aun sigo en ella. ¿sabeis eso de que el trabajo dignifica y realiza a la persona? sí, claro. En los tiempos que corren, uno no se puede quejar por trabajar, pero como estar en casa con tus cosas y tus lios no hay nada.
En fín, como ya me voy centrando y adaptándome a vivir con mi dolor (en el dedo accidentado), me han dado ganas de compartir con vosotr@s, uno de estos pensamientos que me rondan la cabeza.
A mí me dan mucho miedo los niños. No miedo en plan de que te encuentras un carrito por la calle y te cruzas de acera. De ese no. Miedo en plan: Dios mio, que responsabilidad tan grande esa de ser padre y que poco preparados estan algunos, y sin embargo lo son.
Hay un dicho popular que dice: "es más fácil que hacer un chiquillo". Tenemos claro que hacerlos es muy fácil, pero lo difícil es lo que viene después. No sólo es que te cambie la vida, tengas que dejar de trasnochar, hacer lo que te plazca, vivir ordenada o desordenadamente, según las circunstancias...No, ahora tienes que dejar de vivir para ti y, al menos durante un tiempo, vivir pendiente de una criatura que no te deja dormir, que te tiene pendiente del reloj, que llora y no sabes por qué y que depende de ti para todo.
Además, desde el principio, tienes que decidir entre ser un padre recto y autoritario o ser un padre razonador y permisivo. Y cuando pasan los años y tu hijo es más grande que un trinquete, te dice que lo que tú hiciste (con toda la buena voluntad del mundo) lo ha marcado desde pequeño, y ha hecho que tenga complejo de no se qué o de no se cuál. Tócate las narices.
Y lo más gracioso es que miras a tu alrededor, y cualquiera es padre, y todo eso no se lo plantea, y ves actuaciones que claman al cielo, y no pasa nada, y te planteas: ¿podré yo ser madre algún día y meter la pata y no darme cuenta?
A eso se le añade, que tener un hijo ya es un gasto económico y mental añadido, desde ahora y hasta dentro de (con suerte) 30 años.
Entonces qué, ¿dan miedo o no dan miedo los niños?
Yo supongo que, llega un momento en la vida, que te salta un click, o te pica un insecto, o algo pasa, que te quita la lucidez para pensar en todas estas cosas, o hace que no les des tanta importancia, y te entran ganas de ser padre o madre. Supongo que a mí también me llegará ese momento. Mientras tanto me siguen dando mucho miedo.
Menos mal, que a la gente a mi alrededor, le pica el insecto o le salta el click, y sigue decidiendo tener niños preciosos, gorditos, encantadores, que comen y duermen, en sus carritos, en sus cunitas, que echan sonrisas y carcajadas y a la gente de alrededor se le cae la baba...
Para una de esas lindas criaturas ha sido una de mis últimas creaciones: un bolso para el carrito de la pequeña Adriana.
Con forro interior celeste, que combina con el exterior, y cómoda cremallera.
En el interior lleva separadores para colocar biberones, cremitas y accesorios de bebé.
¡¡Que lo disfruteis familia!!
Un abrazo a tod@, hasta la próxima.
En fín, como ya me voy centrando y adaptándome a vivir con mi dolor (en el dedo accidentado), me han dado ganas de compartir con vosotr@s, uno de estos pensamientos que me rondan la cabeza.
A mí me dan mucho miedo los niños. No miedo en plan de que te encuentras un carrito por la calle y te cruzas de acera. De ese no. Miedo en plan: Dios mio, que responsabilidad tan grande esa de ser padre y que poco preparados estan algunos, y sin embargo lo son.
Hay un dicho popular que dice: "es más fácil que hacer un chiquillo". Tenemos claro que hacerlos es muy fácil, pero lo difícil es lo que viene después. No sólo es que te cambie la vida, tengas que dejar de trasnochar, hacer lo que te plazca, vivir ordenada o desordenadamente, según las circunstancias...No, ahora tienes que dejar de vivir para ti y, al menos durante un tiempo, vivir pendiente de una criatura que no te deja dormir, que te tiene pendiente del reloj, que llora y no sabes por qué y que depende de ti para todo.
Además, desde el principio, tienes que decidir entre ser un padre recto y autoritario o ser un padre razonador y permisivo. Y cuando pasan los años y tu hijo es más grande que un trinquete, te dice que lo que tú hiciste (con toda la buena voluntad del mundo) lo ha marcado desde pequeño, y ha hecho que tenga complejo de no se qué o de no se cuál. Tócate las narices.
Y lo más gracioso es que miras a tu alrededor, y cualquiera es padre, y todo eso no se lo plantea, y ves actuaciones que claman al cielo, y no pasa nada, y te planteas: ¿podré yo ser madre algún día y meter la pata y no darme cuenta?
A eso se le añade, que tener un hijo ya es un gasto económico y mental añadido, desde ahora y hasta dentro de (con suerte) 30 años.
Entonces qué, ¿dan miedo o no dan miedo los niños?
Yo supongo que, llega un momento en la vida, que te salta un click, o te pica un insecto, o algo pasa, que te quita la lucidez para pensar en todas estas cosas, o hace que no les des tanta importancia, y te entran ganas de ser padre o madre. Supongo que a mí también me llegará ese momento. Mientras tanto me siguen dando mucho miedo.
Menos mal, que a la gente a mi alrededor, le pica el insecto o le salta el click, y sigue decidiendo tener niños preciosos, gorditos, encantadores, que comen y duermen, en sus carritos, en sus cunitas, que echan sonrisas y carcajadas y a la gente de alrededor se le cae la baba...
Para una de esas lindas criaturas ha sido una de mis últimas creaciones: un bolso para el carrito de la pequeña Adriana.
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Monada de bolso acolchado. La tela la eligió la mamá con gran acierto. |
Con forro interior celeste, que combina con el exterior, y cómoda cremallera.
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Con tapeta y asa larga ancha para mayor comodidad. |
En el interior lleva separadores para colocar biberones, cremitas y accesorios de bebé.
¡¡Que lo disfruteis familia!!
Un abrazo a tod@, hasta la próxima.
martes, 6 de noviembre de 2012
No hay mal que cien años dure, ni cuerpo que lo resista
¿No os da la sensación de que, a veces, algo que debería ser agradable y placentero, se convierte en una pesadilla?
Hace dos fines de semana fue el bautizo de mi sobrina, una niña lindísima que dedica su existencia a comer, dormir, echar babas y reírse constantemente y con todo el que se le acerque (más de uno se podría haber quedado en esa fase, porque para lo que evolucionó, no merecía la pena).
Como para cualquier evento social que se precie, todos los invitados preparan sus mejores galas. Si acaso no hubiera un buen fondo de armario, se necesitaría una visita a los centros de moda para adquirir dichos artículos. Eso, traducido a mi idioma sería, pásate toda la semana con unos y con otros, "tirá" todo el día en la calle, luchando por encontrar algo que nos agrade y nos quede bien. Eso sin contar con la inaudita y para mi gusto, absolutamente evitable, vuelta a los ochenta en la moda femenina. Increíble, ha habido veces que he entrado en una tienda y me he tenido que salir porque todo me parecía simplemente horroroso.
Así pues, cuando llega la hora de la bonita celebración, ya estás hasta el moño. Menos mal, que después llega el momento, ves a toda tu familia, y se te olvida todo lo anterior.
Pues me da a mi la sensación que con el resto de los eventos pasa lo mismo (o por lo menos, me pasa a mi). Te empeñas en que todo este bien, que todo sea correcto, no perfecto, correcto, y se te olvida cual es la finalidad del evento, que es compartir y pasarlo bien. Menos mal, que llegado el día D a la hora H, algún resorte salta en mi interior y me devuelve a la realidad.
Si a eso le unes la vuelta al trabajo, las festividades con concierto incluido y más de un trastorno en la salud de los familiares más cercanos, se hace todo una bola con maraña, que enlaza un día con el siguiente, son poder desenredarse, y que acaba con las fuerzas del más lozano. Esa es mi vida desde hace unas semanas: una enorme maraña de hilos, lanas y telas, que gira sobre si misma, de la que salen risas, saludos, reencuentros, swing y ruido de lluvia al caer.
Vaya paranoia.
En definitiva, "demasiao pal body". Pero como dicen los que saben, todo pasa y todo llega, y no hay mal que cien años dure, ni cuerpo que lo resista. El resultado es una sobrina bautizada, dos días de felicidad al lado de seres queridos entre concierto y paseos al poco sol que se ha dejado ver, los problemillas de salud, aparentemente controlados y una vuelta al trabajo en proceso de adaptación.
Ahhh, y un bolso monísimo que estrené el día del bautizo. Espero que os guste.
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Bolso "Fiesta en la oficina" |
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Detalle del bolso "Fiesta en la oficina" |
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Detalle logo Tusein |
martes, 9 de octubre de 2012
La cultura empieza en la calle y termina en los bares.
Hola a tod@s de nuevo. Ya casi no os acordaréis de mi. Sí, la muchacha esta que hace bolsos y delantales y manteles y cosas de esas muy monas, y de vez en cuando se sienta delante del ordenador a contarle su vida a los demás. Esa, esa soy yo.
Me iba a disculpar de nuevo por haber dejado un poco de lado mi labor de difundir por el mundo mis chaladuras, a través de esta ventana virtual, pero es que yo no soy la culpable. La culpa la tiene Julio Marvizón. Es broma, pobre hombre. Me refiero a que la culpa la tiene este buen tiempo que nos tira a la calle y nos arrastra hasta los parques, bares, cafeterías, campos y demás sitios al aire libre. Si es que a una le da hasta calor ponerse el ordenador encima para escribir.
De todas formas, llevaba mucho tiempo intentando encontrar un rato para hablaros de este tema, que tantas veces se ha comentado en las reuniones que frecuento. Os contaré lo que me pasó hace dos sabados.
Pese a que se auguraba lluvia, razón por la cual se programó el flash mob de flamenco (actividad dentro de la Bienal de Flamenco) en Santa Justa en vez de en la Plaza Nueva, hizo un día fantástico para pasear por las calles de nuestra ciudad. Entre paseo y copiteo, llegamos a un bar en la zona de la Alfalfa que suelo frecuentar cuando visito el centro.
Siempre lo consideré un sitio especial, tanto por mezclar gastronomía tradicional andaluza con nuevas formas de usar los productos típicos de nuestra zona (con un resultado exquisito), como por contar con una plantilla de camareros de la más rancia tradición sevillana. Camareros ágiles y educados, que vociferan tapas a la cocina, mientras apuntan y hacen la cuenta con tiza en la barra.
Cuál no fue mi sorpresa, cuando al llegar al mismo sitio que tantas veces había visitado antes, no encontré lo que buscaba. En su lugar encontré un moderno bar de tapas y raciones, sin los barriles típicos para apoyar las viandas y con una disposición completamente nueva. Tuve que salir y entrar, y mirar los edificios de alrededor. Entré de nuevo y sólo confirmé que era el sitio que buscaba, cuando reconocí a los camareros.
En su defensa diré que la decoración era bastante respetable, con azulejos imitando los suelos hidraulicos tradicionales y la barra imitando una antigua bodega o despacho de vinos.
Además se habia ganado espacio para los clientes. Pero claro, había perdido toda la identidad.
¿Por qué se hace eso? ¿Por qué no existe una normativa que impida que se transforme tanto las cosas hasta que pierden su identidad? ¿No son los bares, tascas, bodegas, restaurantes, parte de nuestra cultura?
En los pueblos mediterráneos donde el clima permite una vida de puertas para afuera de la casa, gran parte de vida se hace en torno a un bar o similar. Quedamos para tomar café con la familia cuando hace tiempo que no la vemos, celebramos triunfos, logros personales, quedamos para tomar una cerveza con un amigo cuando necesitamos contar nuestras penas. Haced memoria. ¿Cuántas cosas que han marcado vuestra vida, risas, celebraciones, eventos, los habeis vivido en un bar? ¿Cuántas veces os habeis enamorado o desenamorado en un bar? ¿No merecen que los tomemos como parte de nuestra vida, de nuestra cultura?
Y si esto es así, y existen sitios especiales, genuinos, únicos, que han resistido el paso de los años, con barras de madera raidas por el paso del tiempo y el paso de la balleta, ¿no merecen que los cuidemos y los conservemos como parte de nuestra cultura?
Una seña de identidad tan andaluza como es el flamenco, ha nacido, crecido, evolucionado en bares, tascas y tabernas, cuyas paredes han sido espejos de grandes maestros y creadores. ¿No merecen que sean conservados como museos vivos de la historia del flamenco? ¿Por qué puede llegar alguien y destrozarlo, y montar una tienda de electrodomésticos?
La cultura no es lo que alguien con determinado cargo político determine que es cultura. La cultura es la expresión que sale del pueblo y llega al pueblo. No esperemos que sean otros los que nos digan que es lo que tenemos que querer, cuidar y conservar. Vamos a luchar por que sitios especiales sigan siendo especiales. En la medida en que cada uno pueda. Empecemos desde nosotros mismos. El poder del cambio está en la persona individual. Empieza por nosotros mismos. Nosotros somos y seremos lo que queramos ser.
Nuestra cultura se vive en la calle a termina siempre metida en un bar, compartiendo vivencias con los que nos rodean. Reconozcamos a los bares como parte de nuestra cultura, y demosle el valor que se merecen.
Os dejo pensando.
Un beso a tod@s.
Me iba a disculpar de nuevo por haber dejado un poco de lado mi labor de difundir por el mundo mis chaladuras, a través de esta ventana virtual, pero es que yo no soy la culpable. La culpa la tiene Julio Marvizón. Es broma, pobre hombre. Me refiero a que la culpa la tiene este buen tiempo que nos tira a la calle y nos arrastra hasta los parques, bares, cafeterías, campos y demás sitios al aire libre. Si es que a una le da hasta calor ponerse el ordenador encima para escribir.
De todas formas, llevaba mucho tiempo intentando encontrar un rato para hablaros de este tema, que tantas veces se ha comentado en las reuniones que frecuento. Os contaré lo que me pasó hace dos sabados.
Pese a que se auguraba lluvia, razón por la cual se programó el flash mob de flamenco (actividad dentro de la Bienal de Flamenco) en Santa Justa en vez de en la Plaza Nueva, hizo un día fantástico para pasear por las calles de nuestra ciudad. Entre paseo y copiteo, llegamos a un bar en la zona de la Alfalfa que suelo frecuentar cuando visito el centro.
Siempre lo consideré un sitio especial, tanto por mezclar gastronomía tradicional andaluza con nuevas formas de usar los productos típicos de nuestra zona (con un resultado exquisito), como por contar con una plantilla de camareros de la más rancia tradición sevillana. Camareros ágiles y educados, que vociferan tapas a la cocina, mientras apuntan y hacen la cuenta con tiza en la barra.
Cuál no fue mi sorpresa, cuando al llegar al mismo sitio que tantas veces había visitado antes, no encontré lo que buscaba. En su lugar encontré un moderno bar de tapas y raciones, sin los barriles típicos para apoyar las viandas y con una disposición completamente nueva. Tuve que salir y entrar, y mirar los edificios de alrededor. Entré de nuevo y sólo confirmé que era el sitio que buscaba, cuando reconocí a los camareros.
En su defensa diré que la decoración era bastante respetable, con azulejos imitando los suelos hidraulicos tradicionales y la barra imitando una antigua bodega o despacho de vinos.
Además se habia ganado espacio para los clientes. Pero claro, había perdido toda la identidad.
¿Por qué se hace eso? ¿Por qué no existe una normativa que impida que se transforme tanto las cosas hasta que pierden su identidad? ¿No son los bares, tascas, bodegas, restaurantes, parte de nuestra cultura?
En los pueblos mediterráneos donde el clima permite una vida de puertas para afuera de la casa, gran parte de vida se hace en torno a un bar o similar. Quedamos para tomar café con la familia cuando hace tiempo que no la vemos, celebramos triunfos, logros personales, quedamos para tomar una cerveza con un amigo cuando necesitamos contar nuestras penas. Haced memoria. ¿Cuántas cosas que han marcado vuestra vida, risas, celebraciones, eventos, los habeis vivido en un bar? ¿Cuántas veces os habeis enamorado o desenamorado en un bar? ¿No merecen que los tomemos como parte de nuestra vida, de nuestra cultura?
Y si esto es así, y existen sitios especiales, genuinos, únicos, que han resistido el paso de los años, con barras de madera raidas por el paso del tiempo y el paso de la balleta, ¿no merecen que los cuidemos y los conservemos como parte de nuestra cultura?
Una seña de identidad tan andaluza como es el flamenco, ha nacido, crecido, evolucionado en bares, tascas y tabernas, cuyas paredes han sido espejos de grandes maestros y creadores. ¿No merecen que sean conservados como museos vivos de la historia del flamenco? ¿Por qué puede llegar alguien y destrozarlo, y montar una tienda de electrodomésticos?
La cultura no es lo que alguien con determinado cargo político determine que es cultura. La cultura es la expresión que sale del pueblo y llega al pueblo. No esperemos que sean otros los que nos digan que es lo que tenemos que querer, cuidar y conservar. Vamos a luchar por que sitios especiales sigan siendo especiales. En la medida en que cada uno pueda. Empecemos desde nosotros mismos. El poder del cambio está en la persona individual. Empieza por nosotros mismos. Nosotros somos y seremos lo que queramos ser.
Nuestra cultura se vive en la calle a termina siempre metida en un bar, compartiendo vivencias con los que nos rodean. Reconozcamos a los bares como parte de nuestra cultura, y demosle el valor que se merecen.
Os dejo pensando.
Un beso a tod@s.
lunes, 24 de septiembre de 2012
Mi vida es una peli de Buñuel
Mi vida es una peli de Buñuel. Lo tengo clarísimo. Junto a Dali y a Buñuel, los siento en una silla y les cuento mi vida y se levantan y se van gritando "¡Venga ya!, ¡Eso no puede ser!".
Os cuento. Como sabéis, estoy preparando mi nueva colección de telas para los próximos meses. Pues me comenta mi amigo Agustín que en Casabermeja hay un sitio con unas telas espectaculares. Allá que vamos, ni cortos ni perezosos, en busca de las nuevas telas. Como de costumbre y designándome a este metabolismo que Dios me ha dado, me llevo todo el camino diciendo "Tengo hambre". La gente que me rodea, como ya está acostumbrada, no me hace ni caso. Pues bien, llegamos a Casabermeja a la una menos cuarto del mediodía, yo con el estómago en el espinazo y perdidos en un pueblo que no conocemos, llamamos al dueño de la tienda. Cuando encontramos el camino (no os lo vais a creer), de entre todas las cosas que nos podemos encontrar, nos encontramos con una fiesta (que raro). Pero claro (y ahí está el tema) no una fiesta cualquiera, no, la Fiesta de la Cabra Malagueña, con mercado y degustaciones de quesos. ¡¡¡Ahhhhhhhhhhhhh!!! ¡¡No podrá ser!!.
Llegamos antes que nada a la tienda de las telas, y como era de esperar, el dueño es un inglés con más kilómetros que el baúl de la Piqué y con un arte y una desvergüenza para morirse de la risa. Nos atendió maravillosamente. Nos llevamos media tienda, nos regaló la otra media y nos fuimos de allí con un buen rollo, que hacía prever como iba a ser el resto del día.
Llegamos al mercadillo de quesos y no había mesa que se nos resistiera. A la mitad del trayecto ya íbamos cargaditos de bolsas. Pero claro, como buena fiesta que se precie, además de incitar a la compra, también incluía ruta de la tapa con el producto típico de la zona, el chivo. Ruta de la tapa, que incluía regalo de camiseta de la Fiesta de la cabra malagueña, si conseguías sellar en seis de los establecimientos de la ruta. Y claro, nosotros no nos podíamos venir de allí sin la camiseta oficial de la Fiesta de la Cabra. Faltaría más.
Ea, pues nos pusimos manos a la obra, en este caso, manos a la cabra. Que arte de pueblo, que arte de fiesta y que arte de organización. Tenían microbuses que te llevaban a los bares más alejados del pueblo, para que no tuvieras que coger el coche estando de fiesta. Además, con unos conductores superamables, que te dejaban en el sitio y te preguntaban que cuando venían a por ti. Increíble. Lo nunca visto.
Además, otra cosa que tenemos que destacar, es la gran amabilidad de la gente. Eso sí que es promocionar un pueblo. Yo no he visto personas más serviciales y más amables en ningún sitio.
¡¡Qué bueno está el chivo!!¡¡Qué rico está el vino de la zona!! En fin, echando un mal rato como otro cualquiera.
Al final del recorrido, es decir, cuando ya no podíamos más, tocaba visita guiada al monumento más significativo del pueblo: el cementerio. Es alucinante. Todo el cementerio lleno de panteones pequeñitos con un frontal de tres cuerpos, coronado con una cruz. Cada panteón perteneciente a una familia del pueblo. ¡Qué cosa más curiosa y más bonita!. Puede parecer extraño e incluso tétrico, pero no exagero si os digo que merece la pena ir al pueblo, sólo por visitar el cementerio. Además, en las fechas venideras, en que se celebra la festividad de los difuntos, se realizan actividades como lecturas, acompañadas de música de cámara, dignas de presenciar.
Al final, nos entusiasmamos tanto con la visita al cementerio, que llegamos tarde para recoger nuestra camiseta oficial de la fiesta de la cabra. No hay problema. Como vamos a volver, nuestra amable amiga del bar "El tapeito", nos la va a guardar hasta que volvamos.
Resultado del día: Cinco paquetes de telas y papeles de pared, cuatro bolsas de quesos y embutidos variados, una visita al cementerio y un lote de chivo en el cuerpo, del que nos quedará un largo recuerdo (hemos comprobado que el chivo es bastante indigesto, por lo que recomendamos su consumo en pequeñas dosis). Ah, y una camiseta pendiente de recoger, que nos emplaza a una próxima visita.
Os voy a presentar las bellas telas que encontré y me quedan pendientes las que le tienen que llegar, que son aun más chulas si cabe. Estas son:
Tela "Ramos". Es un lino fino pero con cuerpo. Flores grandes de 20 cm aprox blancas y sepia sobre fondo morado.
Tela "Nobleza". Lino grueso con flores blancas y beige sobre fondo celeste grisáceo.
Tela "Aloe". Tela de lino con un tratamiento que parece como con una capa de silicona por encima. Precioso, con un tacto y un brillo imposible de reflejar con una foto.
Tela "Cardos". Lino grueso con fondo blanco roto y motivos celeste grisáceos.
Y por último dos telas hermanas a las que llamaré "Ramitas" en tonos celeste grisáceo y negro sobre fondo blanco roto. También son de lino grueso, muy adecuadas para los bolsos que yo confecciono.
Esto es una parte de la nueva colección de telas que os he preparado. Las tendréis todas colgadas en facebook, para que las veáis todas juntitas y podáis elegir una facilmente cuando queráis.
Esto es todo por hoy. Espero que os hayan gustado.
Hasta la próxima.
¡¡Besitos!!
Os cuento. Como sabéis, estoy preparando mi nueva colección de telas para los próximos meses. Pues me comenta mi amigo Agustín que en Casabermeja hay un sitio con unas telas espectaculares. Allá que vamos, ni cortos ni perezosos, en busca de las nuevas telas. Como de costumbre y designándome a este metabolismo que Dios me ha dado, me llevo todo el camino diciendo "Tengo hambre". La gente que me rodea, como ya está acostumbrada, no me hace ni caso. Pues bien, llegamos a Casabermeja a la una menos cuarto del mediodía, yo con el estómago en el espinazo y perdidos en un pueblo que no conocemos, llamamos al dueño de la tienda. Cuando encontramos el camino (no os lo vais a creer), de entre todas las cosas que nos podemos encontrar, nos encontramos con una fiesta (que raro). Pero claro (y ahí está el tema) no una fiesta cualquiera, no, la Fiesta de la Cabra Malagueña, con mercado y degustaciones de quesos. ¡¡¡Ahhhhhhhhhhhhh!!! ¡¡No podrá ser!!.
Llegamos antes que nada a la tienda de las telas, y como era de esperar, el dueño es un inglés con más kilómetros que el baúl de la Piqué y con un arte y una desvergüenza para morirse de la risa. Nos atendió maravillosamente. Nos llevamos media tienda, nos regaló la otra media y nos fuimos de allí con un buen rollo, que hacía prever como iba a ser el resto del día.
Llegamos al mercadillo de quesos y no había mesa que se nos resistiera. A la mitad del trayecto ya íbamos cargaditos de bolsas. Pero claro, como buena fiesta que se precie, además de incitar a la compra, también incluía ruta de la tapa con el producto típico de la zona, el chivo. Ruta de la tapa, que incluía regalo de camiseta de la Fiesta de la cabra malagueña, si conseguías sellar en seis de los establecimientos de la ruta. Y claro, nosotros no nos podíamos venir de allí sin la camiseta oficial de la Fiesta de la Cabra. Faltaría más.
Ea, pues nos pusimos manos a la obra, en este caso, manos a la cabra. Que arte de pueblo, que arte de fiesta y que arte de organización. Tenían microbuses que te llevaban a los bares más alejados del pueblo, para que no tuvieras que coger el coche estando de fiesta. Además, con unos conductores superamables, que te dejaban en el sitio y te preguntaban que cuando venían a por ti. Increíble. Lo nunca visto.
Además, otra cosa que tenemos que destacar, es la gran amabilidad de la gente. Eso sí que es promocionar un pueblo. Yo no he visto personas más serviciales y más amables en ningún sitio.
¡¡Qué bueno está el chivo!!¡¡Qué rico está el vino de la zona!! En fin, echando un mal rato como otro cualquiera.
Al final del recorrido, es decir, cuando ya no podíamos más, tocaba visita guiada al monumento más significativo del pueblo: el cementerio. Es alucinante. Todo el cementerio lleno de panteones pequeñitos con un frontal de tres cuerpos, coronado con una cruz. Cada panteón perteneciente a una familia del pueblo. ¡Qué cosa más curiosa y más bonita!. Puede parecer extraño e incluso tétrico, pero no exagero si os digo que merece la pena ir al pueblo, sólo por visitar el cementerio. Además, en las fechas venideras, en que se celebra la festividad de los difuntos, se realizan actividades como lecturas, acompañadas de música de cámara, dignas de presenciar.
Al final, nos entusiasmamos tanto con la visita al cementerio, que llegamos tarde para recoger nuestra camiseta oficial de la fiesta de la cabra. No hay problema. Como vamos a volver, nuestra amable amiga del bar "El tapeito", nos la va a guardar hasta que volvamos.
Resultado del día: Cinco paquetes de telas y papeles de pared, cuatro bolsas de quesos y embutidos variados, una visita al cementerio y un lote de chivo en el cuerpo, del que nos quedará un largo recuerdo (hemos comprobado que el chivo es bastante indigesto, por lo que recomendamos su consumo en pequeñas dosis). Ah, y una camiseta pendiente de recoger, que nos emplaza a una próxima visita.
Os voy a presentar las bellas telas que encontré y me quedan pendientes las que le tienen que llegar, que son aun más chulas si cabe. Estas son:
Tela "Ramos". Es un lino fino pero con cuerpo. Flores grandes de 20 cm aprox blancas y sepia sobre fondo morado.
Tela "Nobleza". Lino grueso con flores blancas y beige sobre fondo celeste grisáceo.
Tela "Aloe". Tela de lino con un tratamiento que parece como con una capa de silicona por encima. Precioso, con un tacto y un brillo imposible de reflejar con una foto.
Tela "Cardos". Lino grueso con fondo blanco roto y motivos celeste grisáceos.
Y por último dos telas hermanas a las que llamaré "Ramitas" en tonos celeste grisáceo y negro sobre fondo blanco roto. También son de lino grueso, muy adecuadas para los bolsos que yo confecciono.
Esto es una parte de la nueva colección de telas que os he preparado. Las tendréis todas colgadas en facebook, para que las veáis todas juntitas y podáis elegir una facilmente cuando queráis.
Esto es todo por hoy. Espero que os hayan gustado.
Hasta la próxima.
¡¡Besitos!!
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