viernes, 25 de enero de 2013

Esto es más grande que Barcelona

Buenos días a todos. Como ya sabreis algunos,  Pedro y yo, hemos estado cinco días en Barcelona, y como era de esperar, traigo millones de cosas que contaros. 
Para empezar, nada más llegar a Barcelona, soltamos los tiestos en la pensión y nos tiramos a la calle, como era de esperar. Todo un acierto lo de la pensión, por cierto:  habitación y baño decentes, modernos y limpios, tranquila, y con unos recepcionistas "apañaísimos". A dos paradas de metro de cualquier sitio al que vayas y un precio de risa. Pensión Ninot. Sin duda, repetiría.
Como os decía. Nos tiramos a la calle y pensamos: sábado al mediodía, paseito por la Rambla hacia el Mercado de la Boquería y cervecita, es lo que procede. Efectivamente. Nos encajamos en el sitio, y al llegar al mercado... ¡¡no me lo puedo creer!! una chica de Fuentes. ¿Y dicen que Barcelona es grande? pues será para otros, porque los de Fuentes nos encontramos rápido, jajaja, Estas cosas nada más me pasan a mí. 
Impresionante el mercado de la Boqueria, como impresionantes el resto de mercados que nos fuimos encontrando por el camino. Es el paraiso para cualquier "mari" como yo. Calles y calles repletas de puestos, perfectamente colocados, llenos hasta los topes de apetitosas viandas. Casi me da un infarto al disfrutar de aquella estampa. 
Al salir del mercado, nos fuimos para el Barrio Gótico, y ahí cambió por completo el viaje. Este barrio, además de ser un espectáculo visual, acoge en sus calles millones de microtiendas chulísimas, originales, diferentes, modernas, cuquis, ñoñas, minimalistas, recargadas, heavies, hippies, artesanales, de importación, sencillas, enormes...Hay de todo y en todas quieres, NO, necesitas entrar. Tardamos 2 tiendas en decidir que ibamos a mandar un paquete para atrás, ya que nuestros amigos los rayaneres no colaboran mucho en aquello del traslado de equipajes y del sobrepeso y la facturación. 
Casi me vuelvo loca por esas calles, comprando ropa, lámparas, y anotando referencias de tiendas de tela. Porque esa es otra, pronto descubrí que Barcelona es el paraiso de las compradoras compulsivas de telas. ¡Vaya variedad, y vaya precios! Tiendas del tamaño de un campo de fútbol llenas de mesas y estanterias como rollos y rollos de telas a cual más chula.
Como os podreis imaginar, el resto del viaje, se desarrolló combinando visitas de guiri total, con visitas a tiendas de telas, patchwork, manualidades y demases. Y ese santo varón que tengo por novio, aguantando estoicamente elecciones interminables, caminatas, traslados en metro, además de cargar con gran parte de la compra. Si es que no me lo merezco.
Eso sí, no espereis encontrar millones de sitios donde ir a terminar el día de compras con una cerveza en la mano y una copita después, no. Barcelona "echa el candao" cuando cierran las tiendas y a las 10 de la noche esta todo como en Sevilla a las 2 de la mañana. Sólo si buscas un poco te encuentras una tasca de tiraos como nosotros o de estudiantes, en los que te puedes tomar la última. ¡¡Ah!! lo mejor de todo es que en esos bares, ademas de tomarte una cerveza o una copa, siempre tienen algo tipo bocata para picar. Está genial. 
Y llegó el último día. Y sobre la estantería de la habitación ya no cabía una bolsa más. Se acumulaban por los suelos. Pedimos una caja en el super de abajo y al quitar las bolsas y ver todas las chulerias que había comprado y ponerlas todas una encima de otra dentro de la caja, parecía un niño el día de reyes, cuando junta todos sus juguetes y los mira con sus pequeños ojitos. Nos fuimos caja al hombro para Correos (no veas lo que te clavan los de mensajería por una caja de 12 kg) y cuando ya lo teníamos todo preparado y pagado, le pregunto a la chica cuanto tiempo tadaría...¡¡¡NO PODRÁ SER!!! No me llega la caja hasta el miércoles que viene...
No puedo vivir sin mis telas preciosas hasta el miércoles. Desolada me hayo. Triste y ojerosa. 
No veas cuando lleguen, la que voy a liar. Ya os las enseñaré detalladamente, para que os enamoreis igual que me enamoré yo. 

Hasta entonces.








viernes, 11 de enero de 2013

A mí me dan miedo los niños, ¿a ti no?

Hola a todos de nuevo. Sé que me hago de rogar, pero he tenido una temporada de adaptación a mi nuevo estado laboral y aun sigo en ella. ¿sabeis eso de que el trabajo dignifica y realiza a la persona? sí, claro. En los tiempos que corren, uno no se puede quejar por trabajar, pero como estar en casa con tus cosas y tus lios no hay nada.

En fín, como ya me voy centrando y adaptándome a vivir con mi dolor (en el dedo accidentado), me han dado ganas de compartir con vosotr@s, uno de estos pensamientos que me rondan la cabeza.

A mí me dan mucho miedo los niños. No miedo en plan de que te encuentras un carrito por la calle y te cruzas de acera. De ese no. Miedo en plan: Dios mio, que responsabilidad tan grande esa de ser padre y que poco preparados estan algunos, y sin embargo lo son. 

Hay un dicho popular que dice: "es más fácil que hacer un chiquillo". Tenemos claro que hacerlos es muy fácil, pero lo difícil es lo que viene después. No sólo es que te cambie la vida, tengas que dejar de trasnochar, hacer lo que te plazca, vivir ordenada o desordenadamente, según las circunstancias...No, ahora tienes que dejar de vivir para ti y, al menos durante un tiempo, vivir pendiente de una criatura que no te deja dormir, que te tiene pendiente del reloj, que llora y no sabes por qué y que depende de ti para todo. 

Además, desde el principio, tienes que decidir entre ser un padre recto y autoritario o ser un padre razonador y permisivo. Y cuando pasan los años y tu hijo es más grande que un trinquete, te dice que lo que tú hiciste (con toda la buena voluntad del mundo) lo ha marcado desde pequeño, y ha hecho que tenga complejo de no se qué o de no se cuál. Tócate las narices.

Y lo más gracioso es que miras a tu alrededor, y cualquiera es padre, y todo eso no se lo plantea, y ves actuaciones que claman al cielo, y no pasa nada, y te planteas: ¿podré yo ser madre algún día y meter la pata y no darme cuenta?

A eso se le añade, que tener un hijo ya es un gasto económico y mental añadido, desde ahora y hasta dentro de (con suerte) 30 años.

Entonces qué, ¿dan miedo o no dan miedo los niños?

Yo supongo que, llega un momento en la vida, que te salta un click, o te pica un insecto, o algo pasa, que te quita la lucidez para pensar en todas estas cosas, o hace que no les des tanta importancia, y te entran ganas de ser padre o madre. Supongo que a mí también me llegará ese momento. Mientras tanto me siguen dando mucho miedo. 

Menos mal, que a la gente a mi alrededor, le pica el insecto o le salta el click, y sigue decidiendo tener niños preciosos, gorditos, encantadores, que comen y duermen, en sus carritos, en sus cunitas, que echan sonrisas y carcajadas y a la gente de alrededor se le cae la baba...

Para una de esas lindas criaturas ha sido una de mis últimas creaciones: un bolso para el carrito de la pequeña Adriana. 

Monada de bolso acolchado. La tela la eligió la mamá con gran acierto.



 Con forro interior celeste, que combina con el exterior, y cómoda cremallera.


Con tapeta y asa larga ancha para mayor comodidad.


 En el interior lleva separadores para colocar biberones, cremitas y accesorios de bebé.












¡¡Que lo disfruteis familia!!

Un abrazo a tod@, hasta la próxima.